¿DeepSeek, un matagigantes?
- Juan Carlos Ramírez
- 28 ene
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 feb

Por Delator / Sí, esta es otra nota acerca de DeepSeek, la IA de origen chino que está dando muchísimo de qué hablar.
Aunque la información de esta plataforma ha repercutido en días recientes, su aparición no es nueva. En 2023 la empresa lanzó un primer modelo disponible de forma gratuita tanto para investigadores como para usuarios comerciales.
Fue apenas en diciembre pasado que la empresa lanzó “V3”, un modelo de lenguaje con 671 mil millones de parámetros y que, de acuerdo con South China Morning Post, fue entrenado en dos meses con un presupuesto de solo 5,58 millones de dólares, una cantidad significativamente menor que sus pares como GPT-4o y Claude 3.5 Sonnet.
Hace unos días, DeepSeek lanzó el modelo R-1 que -afirma la compañía- rivaliza con el modelo o1 de OpenAI en las llamadas “tareas de razonamiento”, como la codificación y la resolución de problemas complejos de matemáticas y ciencias. La enorme diferencia: OpenAI cobra a los usuarios $200 dólares por mes; DeepSeek es gratuito.
La preocupación por esta prometedora empresa es tan real, que Sam Altman, CEO de OpenAI, incluso aduló su funcionamiento, al tiempo que adelantó que su compañía hará lanzamientos próximos.

Si bien, el lanzamiento de una nueva plataforma de IA es muy relevante, quizá sea más relevante el hecho de que China esté detrás. Hasta el momento, la competencia en este mercado ha estado dominado por Estados Unidos, con empresas como OpenAI, Anthropic, Google, Microsoft, Twitter y Meta. DeepSeek de Liang Wenfeng, parece haberse posicionado muy cerca de sus rivales, aunque con la ventaja de ser mucho más barata de operar.
Uno de los primeros golpes económicos que ha dado DeepSeek lo recibió NVIDIA. Las acciones de la empresa de software que diseña chips utilizados por OpenAI y otras empresas, para montar sus aplicaciones Inteligencia Articial, cayeron un 17%, recortando 593 mil millones de dólares a su valor de mercado, una cifra récord.
David Wide, en un artículo para “The Hill” apunta con gran atino la competencia entre potencias mundiales en este sector.
Hoy, la competencia por la superioridad en IA es tan feroz como rápida, y el historial de Beijing como innovador decidido y ágil supera con creces la capacidad de los soviéticos de entonces. No tenemos ningún margen para la complacencia. Estados Unidos probablemente aún tiene una ventaja tecnológica estrecha, pero nuestra ventaja está lejos de ser autosostenible. Necesitamos afinar esa ventaja si queremos acercar a los estados no alineados a nosotros y convencerlos de que prosperar bajo nuestro paraguas digital, y adoptar nuestro respeto por la privacidad.

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